¿Es la castidad algo deseable? ¿Está realmente al alcance de la gente corriente? ¿Cuánto tiene de renuncia y cuánto de felicidad? El autor lleva a cabo una reflexión positiva sobre esta virtud tan cuestiona...
La concelebración manifiesta la unidad del sacrificio del sacerdocio ministerial y de la Iglesia, pero deben respetarse ciertas condiciones para no desacralizar esta práctica.
La santidad es una llamada para todos, y todo puede ser un medio de santificación: cada condición personal, cada profesión o trabajo, cada vida; cada camino del mundo, como Emaús, puede llevarnos a un encuentro con Dios.