«Madre, no nacimos para ser sumisas. Somos histriónicas, altivas, soberbias, descaradas, provocadoras. Ese es nuestro poder. Soy Verónica Franco y soy, y siempre seré, la dueña de mi propio destino.»
Isabel Rábago desgrana en esta novela las múltiples cadenas que anulan a las mujeres, ya sea en el fascinante mundo de las cortesanas venecianas del siglo XVI o en la política actual.