La carretera

De gran profundidad, no se puede decir más con tan poca información!!!

Por fin le hago hueco a esta obra maestra de la literatura norteamericana contemporánea. No sabremos qué ha pasado exactamente pero un cataclismo de origen desconocido ha acabado con la práctica totalidad de la vida en la tierra, los pocos humanos que quedan intentan sobrevivir como buenamente pueden. Se respira ceniza, oscuridad, el aire es denso y pesado. Durante sus poco más de doscientas páginas acompañaremos a un padre y su hijo, a los cuales nunca se refiere el autor por sus nombres, solo son padre e hijo, por esas carreteras interminables. Recorrerán largas distancias en busca de un clima más templado, algo de comida para su hijo cada vez más famélico, un refugio seguro. Deberán esconderse bien, nunca se sabe quien puede estar acechando para robarles lo poco que les queda. Al principio cuesta hacerse con la narrativa fragmentada, un poco caótica. La ausencia de guiones que diferencien los diálogos. Unos diálogos entre ambos también muy extraños, tan fríos como el clima que los envuelve. Algo normal en vista de las circunstancias. Es una lectura densa, con momentos que se me ha hecho tan difícil avanzar como al padre arrastrar el carro con tanto obstáculo y basura en mitad de la carretera, muy monótona y tremendamente descriptiva; siempre vagando ese padre y su hijo buscando provisiones, detallando a la perfección cada objeto que se encontraban en sus incursiones en las casas medio derruidas y ennegrecidas por la ceniza que se encontraban, por eso no es un libro que pueda recomendar a cualquiera. Es exasperante tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta. Esa desesperación del padre, el no rendirse nunca, no desistir en la búsqueda a pesar de que las fuerzas no les acompañen, por no saber que hay más allá. Es capaz de traspasar el papel. Hasta el último momento he dudado de mi valoración final por lo que he comentado anteriormente, pero me he decantado por las 4⭐ porque ha conseguido emocionarme, tiene esa capacidad de deprimirte tanto como a los propios protagonistas. Es un libro para tomárselo con calma y en el momento adecuado, destila tanta tristeza y pesadumbre que acabas hecho trizas tras cerrar la última página con un suspiro. Y qué decir de la película homónima protagonizada por Viggo Mortensen, una muy buena adaptación que sabe transmitir a la perfección la atmósfera lóbrega creada por McCarthy. Lo dicho, muy recomendable, pero no para todo el mundo ni para cualquier momento.

Me ha gustado. Llega a ser adictivo y se lee muy rápido.

Demoledor. El periplo de este Odiseo desde la nada hacia la nada deja una huella perdurable. Bellísima prosa. El paisaje, como es habitual en MCCarthy, es un personaje más. No llega a la altura de Meridiano de Sangre pero, aún eso, es una obra maestra.